Hotel ideal para estancia en pareja, para conocer los viñedos, y realizar turismo gastronomico y cata de vinos. No es adecuado para niños. En medio de los viñedos con una gran tranquilidad y romanticismo. Las habitaciones son estupendas, bien equipadas, limpias, amplias y muy agradables. El trato es muy personal y Marion está dispuesta a facilitar la estancia al máximo y hacerla agradable. El desayuno es correcto y bien servido. Lleno de pequeños detalles. Muy recomendable para escapadas románticas y para los amantes del vino. Es necesario la utilización del coche para todo. El principal inconveniente es que no ofrecen comidas o cenas, y se encuentra a bastante distancia de los restaurantes, por otro lado es lo típico de esa zona, y al estar en mitad de los viñedos no tendría sentido tener el bullicio de un pueblo. La zona es espectacular tanto sus pueblos, iglesias, paisajes. Merece la pena. Volveremos.