La casa es preciosa, muy bien decorada y amueblada, con gran cantidad de vajilla, enseres, ropa de cama y playa... de todo, y es natural porque el mismo propietario vive en ella parte del año. En su ausencia nos atendió Gloria, una simpatiquísima señora del propio pueblo que está a cargo de ella. ¡Muchas gracias, Gloria!
Solamente mencionar dos puntos débiles, uno: que los colchones (al menos los de la primera planta) agradecerían un cambio. Y dos: la casa tiene muchos escalones, desde el propio nivel de calle, a las plantas primera y especialmente segunda. No es una vivienda adecuada para personas con dificultad de movimiento. Y esto no lo hemos visto indicado en la descripción del alojamiento. Por lo demás todo perfecto. Hemos pasado una semana muy agradable.